Probablemente lo menos que se te antoja en una tarde calurosa es una taza de café o té humeante. Pero aunque suene descabellado, muchas veces es mejor tomar una bebida caliente que una helada para refrescarte. ¿Por qué? El secreto está en el mecanismo de enfriamiento del cuerpo: el sudor. Cuando la temperatura del cuerpo aumenta, comienza a transpirar para permitir que con la evaporación del sudor, se regule y no dañe ningún órgano interno. Por eso, al tomar una bebida caliente, incrementas el calor en tu cuerpo y provocas que sude.
Al tomar una bebida caliente, los termosensores ubicados en el estómago se activan y mandan una señal al hipotálamo de que estamos calientes. Éste reacciona al iniciar el proceso de transpiración para compensarlo. Entonces, cuando el sudor se evapora de nuestra piel, la energía que perdemos por la evaporación excede a la energía ganada por tomar una bebida caliente. En otras palabras, terminamos refrescándonos porque nuestro cuerpo sobre reaccionó a una bebida caliente”, explicó Anthony Bain, investigador de la Universidad de British Columbia a la revista Science Us.
Foto: Joshua Ness @theexplorerdad
De ser así, mientras más sudor haya más frescos estaremos, ¿cierto? Pues no es así. Todo depende del clima en el que te encuentres. De acuerdo con Ollie Jay, investigador de la Universidad de Ottawa y responsable del laboratorio de ergonomía termal, el beber un café caliente en un día muy caliente o muy húmedo no te ayudará, pues el clima impedirá que el sudor se evapore de tu piel y no tendrá ese efecto refrescante. “La bebida caliente añade más calor al cuerpo, por lo que si el sudor es mucho que comienza a gotear y no se evapora de la piel, entonces mejor elige una bebida fría”, explicó. El caso de la Santiago de Chile es aquel en el que puedes tomar un café caliente, pues no es húmedo sino más bien seco, lo cual ayudará al sudor a evaporarse.
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